Tras estos bellos símbolos, con colores llamativos y figuras hipnotizantes se esconde toda una filosofía.

Pero, ¿que son los mandalas?

Mandala es una palabra sánscrita que significa “círculo”, la forma perfecta y por ello símbolo del cosmos y de la eternidad.

Son representaciones artísticas organizadas alrededor de un centro, tienen un origen ancestral y están presentes en todas las culturas: desde la azteca, maya, egipcia, tibetana, india, china, hasta en catedrales medievales y en iconos modernos cargados de significado y simbolismo.

Los mandalas más comunes son dibujos enmarcados en un círculo y compuestos por diferentes formas de colores que giran de forma armónica en torno a un punto central.

Hay varios tipos de mandalas

Aunque suelen ser circulares, a menudo los mandalas tienen otras formas geométricas, como cuadrados, triángulos, cruces o apariencia de flores.

Hay mandalas de figuras tridimensionales, como los utilizados en el budismo como ofrenda al solicitar una enseñanza a un maestro espiritual, o los palacios mandala.

También existen diferentes tipos de danzas mandálicas, como la danza sufí de los derviches turcos, un baile ritual que representa la conexión con Dios a través del movimiento giratorio.

Muchas catedrales tienen vidrieras de colores vivos que son mandalas, representaciones sagradas que sirven de iluminación y como elemento de conexión entre lo mundano y lo espiritual.

En la cultura tibetana a menudo se crean mandalas de arena de colores, se estudian durante un tiempo y después se deshacen. Lo efímero de la materia frente a la belleza del cambio constante.

¿Para qué sirven los mandalas?

Se han utilizado los mandalas con fines contemplativos y religiosos, a partir de las investigaciones del famoso psicólogo e investigador Carl G. Jung, los mandalas comenzaron a utilizarse también con fines terapéuticos.

Según Jung los mandalas poseen un poder extraordinario, porque son imágenes sagradas que representan la psique integrada: el objetivo que todos nos esforzamos por conseguir. Consideraba los mandalas como una representación arquetípica del subconsciente colectivo y también útil para la interpretación de los sueños.

La sencilla actividad de colorear mandalas pone en funcionamiento mecanismos físicos(la vista, el tacto, los músculos que dirigen el movimiento del trazo), mentales (la elección del color, su disposición, la creatividad) y psicológicos.

A nivel psicológico los mandalas nos ayudan a la activación conjunta entre del hemisferio derecho de nuestro cerebro (involucrado en la creatividad, el sentido artístico, la imaginación, la intuición y lo global) y del hemisferio izquierdo (por el proceso secuencial, preciso, metódico y detallista de la estructura de sus representaciones). Por lo que son un buen instrumento para facilitar el equilibrio psicológico.

La contemplación de un mandala es también una técnica muy poderosa utilizada para la meditación.

Así que el uso de los mandalas nos puede aportar innumerables beneficios en diversos aspectos de nuestra vida, tanto a nivel físico, psicológico y emocional como en nuestro lado más creativo y espiritual.

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